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Hace poco, Umberto Eco hizo una encendida defensa del libro en la que contrapuso el valor de resguardo de información que este posee a la utilidad de los e-books para la difusión. El libro perdurará – pronosticó – pero el e-book quizá perezca víctima de los incesantes avances informáticos y de la avidez contemporánea por lo nuevo. El libro, en calidad de objeto para cada uno, conserva un rasgo de lo "eterno": su lazo singular con el lector. Martín Kohan liga su prehistoria como lector a un gusto por estar solo, a una suerte de fuga "autista"; más tarde surgió en él la necesidad de conservar los libros, reunirlos, atesorar esos objetos amados. Según Barthes, el texto amado produce el mayor placer si llega a hacerse escuchar indirectamente, si leyéndolo – dice – me siento llevado a levantar la cabeza a menudo, a escuchar otra cosa; puede ser un acto sutil, complejo, sostenido, casi imprevisto: movimiento brusco de la cabeza como el del pájaro que no oye nada de lo que escuchamos, que escucha lo que nosotros no oímos. Cuando le pidieron nombrar diez buenos libros, Freud señaló que eso no equivale a nombrar las diez mejores obras literarias ni los diez libros de ciencia más importantes. Buenos son más bien aquellos libros con los que nos sentimos "como en compañía de ‘buenos’ amigos". Podemos decir que tras haber leído un "buen libro" ya no somos los mismos, así como tampoco somos los mismos después de habernos encontrado con ese "buen amigo insustituible" que nos alegra y enriquece nuestra potencia para actuar.
Es difícil hablar de los libros memorables porque suelen ser los que nos cautivaron en la adolescencia. Pero no todos persisten, de manera que se puede hablar de los que perduran en el tiempo: 1. Ferdydurke, de Witold Gombrowicz, fue el descubrimiento de la risa, de la irreverencia frente a la autoridad de la cultura, de la libertad para inventar y burlarse de lo inventado. Cambió mi carácter y mis gustos literarios. Cuando algo me gusta pienso que merecería estar en Ferdydurke. 2. Una novela que comienza, de Macedonio Fernández, que descubrí gracias a Ricardo Zelarrayán que fue un mentor y un amigo. No diré más que esto: terminé publicando un libro de entrevistas que se llama Hablan de Macedonio Fernández y un estudio titulado Macedonio Fernández, la escritura en objeto; dos libros que perduraron hasta la actualidad y fueron reeditados. Lo que tengo que decir está en ellos. 3. Eros y Tánatos, de Norman Brown. El sentido del psicoanálisis en la historia, de eso se trata. Me gustó encontrar muchos años después un elogio de Jaques Lacan en sus respuestas a Paolo Caruso, creo que en 1973. Lo había leído en 1968, en su primera traducción castellana, junto con El erotismo de Bataille. El capítulo "La era protestante" me pareció luminoso. Los capítulos "Eros y el lenguaje" y "La muerte y la infancia, me condujeron a ordenar mis lecturas dispersas de Sigmund Freud y a uno de mis más afortunados encuentros: me refiero a Oscar Masotta. 4. Trópico de Capricornio y Trópico de Cáncer, de Henry Miller fueron dos libros que, por otros caminos, tuvieron un efecto parecido al descubrimiento de Ferdydurke: ahí también se llegaba a la cultura contra la cultura. Los "admiradores" del arte no eran artistas, los artistas y los cultivados iban contra las reglas del arte y contra las de la cultura. Cuando no hay nada que escribir, se puede escribir sobre esa nada. Era la "obra abierta" antes de que Humberto Eco hubiera difundido esta expresión. 5. Ficciones y El Aleph, de Jorge Luis Borges, al contrario, muestra el rigor del "hombre de gusto" (Kant), el control de una ironía y una mordacidad que se lee entre líneas. Uno se educa con Borges, pero no se puede aprender. Los imitadores de Borges son patéticos, estériles. Tres artículos claves de Borges: "Las alarmas del Dr. Américo Castro", "El escritor argentino y la tradición" y "Kafka y sus precursores". Insoslayables, como dicen los periodistas culturales. Lectura obligada.
"El comentario de las referencias por parte de Lacan no es una envoltura que enmascara, es un arrancar, una sustracción que es hecha al autor, a su discurso a la cultura común, una sustracción y un darlo vuelta, así como la imagen del guante dado vuelta tomada de Kant. (…) Se trata de una proeza, de una hazaña que Lacan realizaría secretamente en cada lección de su Seminario, (…) de modificar el referente del otro. (…) La referencia lacaniana es más bien del orden de la pieza suelta..."1 Algunas referencias del Seminario de J. A. Miller "Los Divinos Detalles"
1- Miller, J. –A., Intervención en Noche de la Biblioteca de la École de la Cause freudienne, el 15 de noviembre de 2004. "Las referencias del Seminario de la angustia, <piezas sueltas>", en Revista Enlaces "Departamento de estudios psicoanalíticos sobre la Familia-Enlaces" [ICF- CICBA], Grama, Bs. As., n. 10, p.5-12, abril 2009. Y "Les références du Séminaire L'angoisse", en La Cause Freudienne, Paris: Navarin, n. 59, p. 117-126, Fév. 2005.
Sobre el Curso de J. -A. Miller, Extimidad El 15 de Septiembre pasado se realizó en nuestra Escuela la presentación del curso Extimidad, de J-A. Miller, publicado recientemente. Fue una excelente noche de transmisión con la coordinación de Nilda Hermann, y las presentaciones de Jorge Chamorro y Mónica Torres convocados bajo la consigna "Consecuencias Clínicas Textuales".
Libros
Revistas
Agradecemos a Judith Miller, Damasia Amadeo de Freda, Alfonso Carofile, Graciela Giraldi y Alejandra Glaze, Adriana Testa, Leonardo Gorostiza, Florencia Dassen, Marcelo Ale y Carmen González Táboas su valioso aporte a nuestra biblioteca.
Coloquio de la Extimidad En referencia al libro "Extimidad" del curso de Jacques-Alain Miller
XIX Jornadas Anuales de la EOL
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Información Práctica
Pueden realizarse:
