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#19 | NOVIEMBRE 2019 | Sumario
Publicaciones de la EOL
Reseña de las últimas publicaciones impresas

Creencias
Por Laura Petrosino

Creer en el fantasma, creer en el síntoma, creer en el padre o en el inconsciente; en una mujer… Asimismo, creer en el tropiezo, en el lapsus, en el equívoco, en lo que no anda, desde Freud en adelante[1]. Creer en la tragedia, en la vergüenza, en la dignidad representativa, en las nuevas formas de amor al padre[2]. Credo quia absurdum[3].

Al comienzo, las palabras de un poeta, Machado, quien puede decir que lo otro es el hueso duro de roer en que la razón se deja los dientes[4].

Al final, una entrevista en la que se distingue la increencia que toma los rasgos del Otro malo de la increencia del final del análisis que no está desligada del Otro y tampoco se confunde con la ironía ni con el cinismo[5]. Pero también se encuentra en este libro otra increencia cuya salida es el no-toda increyente[6].

Entre el principio y el final, conferencias de Jacques-Alain Miller[7] y Eric Laurent[8] seguidas de textos de Silvia Baudini, Florencia Dassen, Juan Carlos Indart, Irene Kuperwajs, Claudia Lázaro, Patricia Moraga, Silvia Ons, Gabriel Racki, Luis Tudanca y Paula Vallejo.

Una intervención de Lacan en el caso de Marie de la Trinité que “descompleta la obra inmensa de la mística”[9], un sitio éxtimo al sujeto[10], el registro del gusto[11], el goce de la vida[12], la orientación por lo real no sin la creencia en el amor[13], el “y croire” como necesario para hacer uso del síntoma[14], la creencia y la identificación como dos soluciones posibles frente al trauma de la no-relación sexual[15] y la griaética[16].

“Creencias” en plural, entonces, es el nombre que propone la COL, desde la Escuela de Orientación Lacaniana, para su libro de reciente aparición. Allí, con Paula Rodriguez Acquarone, responsable de

la publicación, asesores y equipo, nos interrogamos sobre cuál puede ser el lugar de la creencia en una práctica que no se orienta por la garantía del Otro del Otro.

NOTAS

  1. Paula Rodriguez Acquarone, Prólogo, p.12.
  2. Gabriel Racki, Clínica de la creencia, p. 130.
  3. Irene Kuperwajs, Las creencias en la experiencia analítica, p. 90.
  4. Paula Gil, Breve comentario a propósito de Antonio Machado, p.18.
  5. Entrevista a Dalila Arpin por Perla Drechsler, p.152-154.
  6. Florencia Dassen, La orientación por lo real no sin la creencia, p.83.
  7. Jacques-Alain Miller, El Otro sin Otro, p. 19-38.
  8. Eric Laurent, Lógica del cuerpo hablante en la civilización, p. 39-63.
  9. Claudia Lázaro, ¿En qué creen los místicos?, p.103.
  10. Silvia Baudini, Creencia, increencia y ateismo: clínica de la creencia, p.71.
  11. Silvia Ons, Sobre la creencia y la identificación, p.117.
  12. Moraga, Un ateísmo viable, p.114.
  13. Florencia Dassen, Ibid., p.84.
  14. Luis Tudanca, Creencia…en el síntoma, p.138.
  15. Paula Vallejo, ¿En qué creen los que no creen?, p.141.
  16. Juan Carlos Indart, La grieta es una discordia que no es como las otras, p.85.

 

La formación del Analista. Un esfuerzo de Poesía
Noches de la Orientación Lacaniana
Por Silvia Mizrahi

Del entusiasmo con que el Directorio reanudó en la Escuela las “Noches de la Orientación Lacaniana”, devino esta publicación en la que se expone un trabajo de elaboración analítica.

Conformando un cartel fulgurante se propuso extraer del curso de J.-A. Miller Un esfuerzo de poesía aquellos puntos que respondieran a la pregunta ¿Dónde está el psicoanálisis? Entanto “esta pregunta constituye el corazón mismo que da vida a la escuela”.[1]

La herejía que el psicoanálisis comparte con la poesía impulsó los temas trabajados en las cuatro noches constituyendo una conversación digna de enseñanza.

En la primera noche abren el juego los miembros del directorio. Bajo el título El psicoanálisis, ni útil, ni fútil… ¿un esfuerzo de poesía? Diana Wolodarsky plantea que este curso pone en juego la tensión entre el psicoanálisis, la ciencia, la religión y el discurso capitalista, y cómo se inscribe el psicoanálisis entre esas opciones, cuál es su poder de incidencia. ¿Por qué un esfuerzo de poesía? Porque es aquello que sorprende, punto en el cual converge la interpretación como resonancia en el cuerpo.

“Entre las redes de un poema”[2] Leticia Acevedo nos invita a pensar en la actualidad de la posición del analista considerando que el espacio analítico es guardián de ese vacío mediador que podría permitirle al analizante cernir un trozo de real,… “hacer poética de la exigencia del síntoma”. [3]

Nicolás Bousoño aborda en “La utilidad primera”, su esfuerzo de lectura. Destaca una línea de fuerza que J.-A.Miller hace resonar en todo el curso, la utilidad directa versus la herejía. Lo poético rescata el uso lúdico, gratuito del lenguaje, esto es el uso del significante con fines de goce, uso que “apunta a despertar al sujeto del fading identificatorio”. [4]

“La acción lacaniana”[5] es el rasgo tomado por Walter Capelli para interrogar el par psicoanálisis-sociedad, e invitar a ver cómo trata el psicoanálisis los impasses de la civilización actual. ¿Qué lugar darle hoy a la extimidad del analista? Desde aquí nos proponemos sacar las consecuencias prácticas del acto analítico.

Cecilia Rubinetti toma “El lastre del padre”[6] como el significante que lee entre ruptura y forzamiento. Hacer del padre una ironía implica desarmarlo, vaciarlo, suspender su significado y forzarnos a encontrar otra clave de lectura, apelando al poder de invención de la poesía.

La lúcida interlocución de Guillermo Belaga, subraya el rasgo elegido para la primera noche “Entre lo útil, lo fútil y el goce como inútil, está la acción lacaniana”, para instalaruna conversación que parte de la carencia de ironía en la neurosis para llegar a leer en los testimonios de los AE un toque de ironía.

La segunda noche titulada “Cuando el psicoanálisis se quita el lastre del padre” cuya interlocución estuvo a cargo de Cecilia Rubinetti, contó con los trabajos de Daniela Teggi y Luis Tudanca.

“Inventar un truco para llenar el agujero en lo real”[7] es la cita de Lacan que da título al escrito de D. Teggi en el que nos propone que “habitar el psicoanálisis sin el lastre del padre, no es sin esfuerzo de poesía”[8]Partiendo de las acepciones de lastre según el diccionario de M. Moliner nos ilumina sobre las versiones que pueden leerse acerca del mismo y nos acerca un caso de su práctica en el que se puso en juego la invención “ a fin de que cada quien invente sus arreglos, sus gestos incomparables de sostenerse en un cuerpo”[9]

Luis Tudanca nos conduce a “quitarse el lastre del padre” considerando al padre como función, lo cual subraya al padre en su singularidad. Siguiendo los argumentos de Lacan en el Seminario 19 “…o peor”, destaca que la “única función decisiva del padre es la de impactar en la familia… ¿Y cómo impacta un padre? Lacan lo redujo a decir que no”. Reducción que implica un vaciamiento de los semblantes con los que armó su destino neurótico un sujeto. Del padre al síntoma es el camino trazado.

Cecilia Rubinetti, en una lectura atenta, relanza con comentarios y preguntas una conversación que problematiza los conceptos de lastre, padre, síntoma, y refleja la tensión que hoy, como analistas, nos presenta la clínica actual.

La grieta del goce” es la propuesta puesta al trabajo en la tercera de las noches de la Orientación Lacaniana que coordinó Leticia Acevedo. Miller en su curso nos alerta: “la grieta intrínseca del goce ya no se parapeta tras el padre” Esto implica para los analistas soportar lo nuevo. Quienes abordaron la cuestión apelaron a la voz de los poetas P. Quignard, F. Cheng y J.L Borges para hacer resonar nuestros conceptos con otra vibración.

En esta ocasión Karina Castro con el “Intrusus” del goce aborda, lo que hace agujero para cada uno y se pregunta qué tratamiento hace de la grieta del goce la Escuela. Si la experiencia analítica es planteada como una desidentificación, ??qué queda luego de dicho atravesamiento? Tomar la palabra nos dice, para hacer un uso poético del síntoma.

Paula Husni desde la Disparidad poética abre otra perspectiva: la del estatuto traumático de la grieta del goce que implica tanto la hiancia del sujeto consigo mismo, como la imposibilidad de relación sexual. La poesía es presentada como un modo de tratamiento de la grieta del goce sin escapar al real que conlleva. Desde los desarrollos de Miller en Extimidad afirma que “la grieta que perturba es la del propio goce” Por lo cual el decir menos tonto del poema posibilita un tratamiento de la hiancia articulando real ysemblante”. Concluye que: “Es dejándonos tomar por la resonancia en el cuerpo para bordear lo posible con lo real que nos habita”.

Cierra la serie de trabajos de esta noche la intervención de Fabián Naparstek quien se interesa por el esfuerzo de poesía en tanto contrapeso de la lógica, la formalización y los nudos. Destaca el pedido de Miller a los analistas “un esfuerzo más con la poesía”,sintagma que toma de una frase del Marqués de Sade y que a su criterio se traduce en ¿cómo ser lacaniano? situando el psicoanálisis solidario de la poesía, del goce y de la vida en contraposición a la identificación y la muerte.

La entusiasta conversación que se produjo permitió ver lo vivo de la Escuela y el esfuerzo que hacemos los analistas para seguir poniendo en debate los temas candentes de la clínica y la Escuela hoy.

La cuarta y última noche llevó por título “Del Dios padre freudiano a La mujer lacaniana” con la coordinación de nuestra Directora, Diana Wolodarsky se cerró un ciclo que abordó desde el psicoanálisis puro cuestiones cruciales de la época. Juan Mitre da comienzo a una serie de trabajos que “abordaron el tratamiento del rechazo de lo femenino en la era postpaterna”[10]. En los siete puntos que ordenan su lectura, nos propone interrogantes respecto a la relación entre lo oscuro, el oráculo y la mujer y estableciendo un contrapunto Freud-Lacan en torno a la religión, la ciencia y lo real concluye que, como analistas de hoy, no hijos del padre ¿hijos de quien seremos? ¿Hijos de lo real, del imposible que cada uno ha podido situar en su experiencia analítica?

Alicia Yacoi nos trae su “Pasión por lo nuevo” que propone como elección forzada. Partiendo de cómo Lacan anima la estructura con la articulación del cuerpo, pasando por los poderes de la metonimia como desplazamiento del goce, hasta la reconsideración del lazo analítico cuando el analista se ubica en a, ubica el punto crucial: “Encarnar el síntoma, disponer del cuerpo, manipularlo”

Para concluir contamos con el trabajo de Silvia Salman titulado “Después del padre, el goce se escribe en femenino” donde sitúa que respecto al padre, Lacan se desplazó de Freud y Miller de Lacan. A partir de su planteo “después del padre” que diferencia del “más allá del padre”, se introduce algo nuevo; “considerar el goce sin el S1 que lo vuelve legible, para llegado el caso afrontar lo ilegible”. Así el analista se orienta hacia esa zona falta de representación, lo cual implica formarse al agujero, que es también lo que nos reúne alrededor de la Escuela. Entonces nos invita a “un esfuerzo más por hacerlo ex -sistir”.

Concluye así un ciclo dedicado a hacer un esfuerzo de poesía para mantener viva la Escuela y el psicoanálisis.

NOTAS

  1. Miller J.A. Un esfuerzo de poesía. Paidós, Bs As. 2016. Pág. 14
  2. Noches de Directorio. Pág 15.
  3. Idem. Pág. 18.
  4. Idem. Pág. 19,21
  5. Idem. Pág. 23
  6. Idem. Pag. 27
  7. Lacan, J. Seminario 21. Les non dupes errent. Clase 19/2/1974. Inédito.
  8. Noches de O.L. Pág. 52
  9. Idem. Pág. 54
  10. WolodarskY, D. pág.112.

 

Revista Lacaniana 26: El factor infantil
Por Jazmín Torregiani

“Caos es para mí la vida misma, no la vida individual de cada uno de nosotros, sino que la vida existe”.

El número 26 de la revista Lacaniana aborda El factor infantil, expresión freudiana, que el comité editorial encontró en textos como: “Tres ensayos de teoría sexual”, “El interés por el psicoanálisis”, y en “Lo ominoso”.

El tratamiento de este tema, cercano, pero a su vez algo enigmático, es transmitido desde la portada, compuesta por una obra de la artista argentina Flavia Da Rin, selvático, colorido, fantástico, femenino, infantil, adjetivos que, por supuesto no alcanzan para caracterizar su estilo, aunque todos ellos preparan al clima del interior de la revista.

¿Por qué El factor infantil? ¿Hacia dónde apunta el tema de la revista?

Débora Rabinovich en su nota editorial orienta la lectura: “aquello que perdura a lo largo de la vida, nada menos que en el amor, la sexualidad, y la angustia… parte de la neurosis infantil, sin ser tal. Una imagen indeleble. Una fijación libidinal. Un núcleo traumático”.[1]

Luego de esa introducción pueden tomar el índice como mapa para recorrer los modos en que los autores, desde la propuesta de cada rúbrica, le han dado cuerpo y palabras a esta expresión freudiana.

Se encontrarán con las rúbricas que conocen, que esperan, así como también con la novedad de la incorporación de un texto de Freud, la traducción al castellano de la “Intervención de Freud sobre El despertar de la primavera en la Sociedad Psicológica de los Miércoles”, establecida por Jacques-Alain Miller. Si con la portada habían comenzado a entrar en clima, con ese texto habrán iniciado la aventura. Que continúa nada menos que con el “Homenaje a Lewis Carroll” por Jacques Lacan. Y luego con la segunda clase de Jacques Alain Miller de su curso El desencanto del psicoanálisis, que lleva por título: “El fin de la ortodoxia”.

Siguiendo el trazado del índice, las rúbricas Traumatismo Freud y Leer Lacan les permitirán acercarse a referencias sobre el tema, de las cuales los autores hacen su lectura y escritura desde lo que vienen trabajando en la Escuela.

Rapsodia, rúbrica especial en este número, pone de manifiesto modos en que “El factor infantil” puede hallarse en manifestaciones del cine y la literatura, es decir el tratamiento del trauma por medio de expresiones artísticas. A su vez encontrarán su uso en el contexto del análisis.

En consonancia, Fixión, de Yuyo Noé, les va a permitir leer la preciosa entrevista al artista “Caosiendo” en el contexto de las XXVII Jornadas Anuales de la EOL, así como también encontrarán algunos de sus dibujos realizados en análisis -análisis del que dirá que le permitió volver a pintar- luego reunidos en el libro “En terapia”. A ello se agrega el aporte del QR, aquí la revista se sirve de la tecnología para incluir un video autobiográfico del artista, imperdible.

Continuando el trayecto, en la rúbrica Recorriendo la AMP, Eric Laurent, da una precisa orientación respecto a las “Tres dimensiones de la Escuela”.

Luego podrán adentrarse en la rúbrica El pase, aquí por un lado estarán frente a los testimonios de colegas de las distintas Escuelas de la AMP en los cuales podrán captar clínicamente “El factor infantil”. También, dentro de El pase, hallarán lo que el comité de redacción ha dado en nombrar Lo imperecedero, una invitación a los ex AE, a decir sobre aquel aspecto que no pierde vigencia en la vida de cada uno.

En transferencia de trabajo, cuatro modos de lazo: Noches de Escuela, Jornadas Anuales, Jornadas de Carteles y ENAPOL. Un anticipo, podrán encontrar el establecimiento de la conferencia: “Rostro(s) del acontecimiento traumático”, de Guy Briole.

Preciosos los textos de Germán García y Alejandro Daumas especialmente elegidos para este número.

Por último, pero para leer primero, en Clínica, el caso “Rosa no duerme” de Daniel Roy. Aquí, siguiendo a Lacan en el último párrafo del “Homenaje a Lewis Carroll” -que les había mencionado- se demuestra que: “Es siempre a la práctica a la que la teoría debe por fin pasar la mano”.[2]

¡Buena lectura!

NOTAS

  1. Rabinovich, D., “Nota editorial”, en Revista Lacaniana 26, EOL, Buenos Aires, p.16.
  2. Lacan, J., “Homenaje a Lewis Carroll, en Revista Lacaniana 26, EOL, Buenos Aires, p. 21.

 

Reseña de El Caldero N° 27
“La Práctica de la Conversación”
Por Claudia Pollak – Miembro del Comité de Redacción de El Caldero- EOL/AMP

“… Se trata… de proseguir con la ambición secular del humanismo europeo: reemplazar la dialéctica autista de la Escuela (Escolástica) por un arte de conversar que sea un método de investigación común…” Marc Fumaroli [1]

Diana Wolodarsky, Directora de la Escuela dice que las patas en las que se apoya la formación del analista son por un lado el control clínico y por otro la práctica de la conversación que implica renunciar al “yo sé”

Mónica Gurevicz, Directora Editorial de El Caldero nos recuerda, en relación al nombre de las primeras Jornadas de la Escuela “Lo que no se sabe” que allí JAM planteaba que cada Jornada de estudio debería llamarse así “lo que no se sabe” Es así que en las Jornadas de 1998 “El Peso de los Ideales” propone la Práctica de la Conversación en el límite entre lo “ya sabido” y lo “no sabido”

El Presidente entrante de la EOL, Guillermo Belaga señala a la “Teoría de Turín acerca del Sujeto de la Escuela” como clave para pensar la política lacaniana y la lógica colectiva de la Escuela. Recorta dos discursos: desde Psicología de las Masas “Hay un discurso emitido desde el lugar del Ideal que recorta “nosotros” y “ellos” … discurso masificante dice JAM. Y por otro lado, un discurso desde el lugar del Ideal, que interpreta al grupo, lo disocia y reenvía a cada miembro de la comunidad a su propia soledad, a su relación con el Ideal. Belaga alude a la dinámica del Cartel del Pase, dice “cada uno descompleta a los otros, no hay un especialista en el Pase. Es una conversación donde no hay erudición que se encamina al límite vacilante de lo “ya sabido” y de lo “no sabido”

El Presidente saliente de la EOL, Leonardo Gorostiza, se refiere a la clase del 9 de abril de 1974 del Seminario 21 de Jacques Lacan en relación al deseo de saber, de inventar un saber, Jacques Lacan manifestaba un anhelo “… que hubiera gente que deseara saber más y más respecto a cosas inverosímiles…” Es a este anhelo al que se refiere Jacques Alain Miller en el contexto del “Campo Freudiano Año Cero” En su conferencia en Turín “Elogio de los Heréticos” concluye que está dispuesto a fundar una Academia Parisiense, como hubiera deseado Lacan, de herejes, o sea de aquellos que quieren ser sin igual…” El hereje así se manifiesta-continúa Gorostiza- desprendido de todo conformismo y también quiere asociarse a otros sin igual, porque para pensar tiene que conversar intercambiar con otros” La conversación se revela así como práctica fundamental para la “República de las Letras” que está dispuesta a renacer.

Aníbal Leserre hace una distinción entre una conversación vacía bajo el Otro institucional [1] [2] y una Conversación sensata, bajo la lógica del no- todo. Ubica a La Conversación como el instrumento práctico, no para cuidar los bienes necesarios, sino para ubicar en qué punto se está, en la experiencia de la Escuela, como experiencia analítica.

De la sección “La Conversación en Acto” les quiero transmitir aunque sea, una nota de cada uno de estos intercambios que algunos colegas sostienen con el texto de JAM “Lo Postanalítico”:

Paula Kalfus: “Desuposición de saber y reconocimiento de la autoridad analítica, entonces, hacen al lazo social en que se funda una conversación de Escuela”

Elena Levy Yeyati: … una “práctica de la conversación”: un modo democrático y cooperativo de interrogar nuestras falibles creencias como analistas”

Hilda Vittar: …. El tema de conversación es necesario formalizarlo en una pregunta, huyendo de lo ya sabido, que solo puede ofrecer luchas de erudición…

Diana Campolongo: … A la “maldición” que pesa sobre los analistas, se le opone el saber decir de la conversación, señalado que, a lo imposible, es mejor ponerlo a hablar…

Gabriela Grimbaum: … No tiranizar las conversaciones, hacer un uso del arte de la conversación…

Daniel Millas: … “Ya en 1991 Miller nos advertía acerca de los efectos mortíferos del peor de los desacuerdos…. El desacuerdo con el desacuerdo mismo, el desacuerdo mudo, de aquel que concluye solo y se rehúsa a entrar en el debate con otros…”

Eduardo Suarez: Un espacio donde impera una lógica de relaciones no duales sino trádicas, de las que pueda desprenderse un lazo entre los participantes signado por el no-dominio.

Fernando Vitale: Cuando hay conversación las unas soledades permaneciendo unas, experimentan sin embargo algo que las anuda… en este juego siempre es posible fallar, el tema no consiste en esconder la falla sino en… saber gozar matemáticamente de la misma, es decir, localizando los imposibles que no podrían nunca saberse a priori.

Jorge Assef: para poder conversar es necesaria una posición que se deriva fundamentalmente de la formación del analista

Angélica Marchesini: “Yo no sé” y llegado el caso, el Otro tampoco, permitiría la apertura a escuchar lo que tiene para decir

Ennia Favret: … la práctica de la conversación implica el esfuerzo de ir contra el silencio, tomar la voz y escuchar, decir y dar la palabra

Cecilia Gasbarro: Miller produce en acto lo que enuncia pues invita a hablar a Eric Laurent…

Roberto Ileyasoff: … el análisis consiste en que se sepa que se está enredado en eso que se produce debido a que hay lo Simbólico….

El texto de Germán García, fallecido recientemente “La Neurosis y el juego de la Morra” contribuye a la investigación en el marco del Seminario sobre “Lo postanalítico” … “Pero en verdad –dice Lacan- la enfermedad mental que es el inconsciente no se despierta” (15/5/77). Sin embargo, advierte que hay que ser sensato y darse cuenta de que las neurosis se sostienen en las relaciones sociales…”

¡Sirva pues esta reseña de invitación a la lectura!

NOTAS

  1. Mencionado por Jacques Alain Miller en “Perpetuar la Ninfa”, en LQ del 3 de Junio de 2017 y en “Los Inclasificables de la Clínica Psicoanalítica” pag.313,364)

 

La Ciudad Analítica 2
“Alta Suciedad”
Por Mariana Schwartzman

El segundo número de la Revista del ICdeBA, publicada en mayo de este año y titulada con la famosa canción de rock nacional, comienza con la sección de Jacques-Alain Miller. En “Las ruinas del objeto”clase inédita del curso “Iluminaciones profanas” de 2006, Miller nos dice acerca del objeto anal -tema de este nuevo número de LCA-, que es “… lo que se engendra por el juego de los significantes, es decir el significado, … el desecho, el excremento del juego de los significantes… Todo lo que constituye la cultura, de la cual la humanidad está tan orgullosa, pertenece a ese registro … que se acumula … lo excrementicio de la cultura …” Primera tesis sobre el objeto anal lacaniano que resonará a lo largo de distintos artículos de la Revista -son más de treinta-. Otra vuelta más sobre este objeto la da Miller cuando dice: “… el objeto anal es aquel del que tenemos que deshacernos y que se acumula a pesar de haberlo abandonado … das Ding …, el objeto del cual jamás podremos deshacernos.”

Si se toman estas dos frases como dos líneas de lectura por separado, aunque estén más bien alineadas, se podrían inscribir en ellas dos tipos de artículos distintos.

Una primera línea de lectura es en el sentido desecho, lo que cae como excremento del juego de los significantes… Pablo Vilariño[1] escribe en el artículo “De la letra a la letrina”, acerca del poema de Samuel Beckett “Cómo decir”. Nos dice que se trata de “… restos que insinúan esbozos de sentido: locura de creer entrever qué – ¿un sentido?”. Se trata de un poema de la época afásica de Beckett y de la imposibilidad de decir, donde emerge una palabra “cada vez más despojada de su carne”. Ya sabemos a qué resuena todo esto, es atinadamente tomado por el autor, a la tachaduratierra de Lacan: la letra que cae y agujerea el saber, la litter, basura, inmundicia, destino de desecho. El autor nos recuerda la frase lacaniana “la civilización es la cloaca” y el hecho de que haya nombrado él mismo a sus Escritos como “poubellication”; “… literatura analítica como ´montoncito de mierda´ que se acumula”.

La civilización es la cloaca. Cloaca en la que estuvo enterrada Rita Terranova -cintura para abajo- al interpretar a Winnie en la obra beckettiana “Los días felices”, en el teatro El Tinglado. L.C.A. y su staff fueron a ver esta puesta de Rubén Pires. Ludmila Malischevski fue la encargada de articular la obra con el objeto anal, en su artículo “Beckett, la pluma dinamita”. Leemos allí acerca del interesante uso que hace Winnie de los restos que le quedan en medio de un desierto -y con su marido leyendo un diario, inmóvil, en una piedra que más bien parece un inodoro-. Restos que le quedan, dentro de un gran bolso que se encuentra al lado de su montículo de “arena”. Restos leídos, día tras día… que saca y vuelve a guardar. A lo largo de la obra, nos cuenta la autora, las metáforas se desgastan, “erosión … bajo el impacto de los significantes corrosivos que trituran la metáfora y persisten en lo real”.

Aldous Huxley camina junto a Thomas Mann a lo largo de una playa de Los Ángeles, conversando sobre Shakespeare. De pronto se encuentran con millones de objetos de goma blanquecinos y arrugados. Sohar Ruíz recorre este relato de Huxley, “Hiperión a un Sátiro”, citado por Lacan en su Seminario 10, en el que los caminantes se encuentran ante la descarga de la cloaca de la ciudad mencionada. En esta misma línea Derezensky, en su texto “Escoria”, toma una impactante frase del mismo Seminario: “La transformación de numerosos individuos de un pueblo… por medio del horno crematorio … se acaba repartiendo por la Mitteleuropa en forma de jaboncitos …”, dimensión del objeto escoria, puro desecho, nos dice el autor… el objeto anal en lo social.

Guy Briole -entrevistado por parte del staff de L.C.A.- también toca esta sensible dimensión, y no deja de sorprendernos con frases como:

“… la guerra ensucia todo … deshace todo, todos los anudamientos de lo que está organizado: de un pueblo, de una familia … en dicha guerra de las pulsiones hay que poder civilizar el objeto anal, porque si nos dejamos atrapar por ese objeto hay algo que irá hacia lo peor. Hay siempre algo por destruir: ¡el desecho del desecho! El proyecto de la Solución final consistió en hacer desaparecer los cuerpos muertos, aniquilar el desecho…”

El entrevistado no solamente habla de estos desechos que se intentan, infructuosamente, hacer desaparecer y de la dimensión pulsional-anal en juego en esa misma operación. También trata temas como la dimensión melancólica del mundo -la melancolía y lo anal, muy interesante para continuar investigando-, la alteridad y el racismo -el odio al cuerpo del otro-, su experiencia en el hospital militar de Val-de-Grâce y en las presentaciones de enfermos, también como analizante de Lacan. Simplemente, un artículo imperdible sobre la ética del desecho.

La segunda línea de lectura para abordar la revista, siguiendo la brújula de Miller, es la de lo acumulado referido al objeto anal... pesar de ser un objeto del que tuvimos que desprendernos. Dificultad para el desprendimiento en la clínica: el caso “Diaper Lover” de Paula Pisani -el de un hombre que usa pañales para “no tener que ir al baño”-, el Hombre de los Lobos y su singular extracción anal para romper el velo que lo separa del mundo, para sanar -dirigirse al artículo “Extracción-Lobo” de Mariana Gómez-. En otro orden de registro, la Miniatura de Gabriel Racki, que narra un microrrelato sobre un obsesivo que no quiere perder nada y una operación analítica sobre el goce anal; también la carta de Freud en la que da cuenta de la dificultad para hacerle un regalo a su amiga Doroty Burlingham -explorada por la hermosa pluma de Marina Recalde-. A esta revista sin dudas hay que leerla.

También puedo afirmar “hay que leerla” porque encontramos en ella dos brillantes textos, fundamentales para un psicoanalista. Dos artículos sobre la posición del analista y el desecho. Son “El entusiasmo de la impureza” y “Un Dios dentro de uno mismo”, de Juan Sist y Juan Carlos Indart, respectivamente. ¿Qué obtenemos de la pluma de ellos? Sist toma al Seminario 8 y la indicación lacaniana de trabajar a fondo la relación con “el objeto más desagradable”. Localizarlo, señala, determina la pertinencia de un análisis y, al mismo tiempo, es lo que la psicoterapia intenta domesticar. Localizarlo y asumir su singularidad radical en su relación fundamental con el deseo -por fuera de la disciplina del Otro educador-. Esta relación, señala el autor, dará cuenta de lo que hace al estilo de cada analista.

Hay que leerla, porque dan ganas de leerla…

Indart comenta casi al pie de la letra la Nota italiana de Lacan, donde nos explica por qué el analista surge del no-todo, “… único lugar donde lo real de un goce fuera de lo simbólico da certeza de que no hay Otro del Otro”. Audaz tarea que se propone y que logra, dándonos a leer que “… si la posición del analista ha surgido del no-todo, está fuera de discurso. Para entrar en discurso lo hace prestándose a ser semblante de objeto a con un destino logrado en la disolución de ese discurso en el final del análisis, lo que saca a la luz su des-ser, su caída, su lugar residual, su posición de desecho”. Sí, pero, nos aclara, no se trata de un desecho cualquiera, “… se puede saber hacer con lo que se es como desecho. Pero que eso lleve al entusiasmo…”.

Vale la pena leer el artículo. Y muchos más, sobre: Quinquela, Foucault, Steve McQueen, Marx, Jonathan Swift, Kuczynski, Moliere, Reciclaje, la figura del coleccionista, en una preciosa entrevista a Aníbal Jozami, la neurosis obsesiva, etc., etc., etc….

Espero haberlos entusiasmado. Si fue así, de tantas vueltas dadas por el tema del desecho… ha resultado algo fecundo.

NOTAS

  1. Pablo Vilariño realizó su tesis de Maestría de la UNSAM sobre el uso poético en la obra de J. Lacan

 

Mediodicho 45 - La pesadilla
Revista anual de la EOL Sección Córdoba
Por Matías Meichtri Quintans

Un psicoanálisis orientado por lo real no puede obviar las pesadillas como una de las producciones subjetivas que más se acercan a la experiencia de lo real. Experiencia que Jacques Lacan mismo exhortaba a interesarnos en tanto señala ese punto de angustia experimentada como goce opaco y extranjero.

Esta invitación de Lacan a los analistas a interesarse por las pesadillas, junto al tema del próximo Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, congregó a diferentes colegas de la AMP a escribir sobre ella en este nuevo número de Mediodicho.

Si digo nuevo, es precisamente porque su diseño renovado ha buscado agilizar la lectura en un formato fresco, mostrando cierto ritmo en la secuencia de los distintos apartados que componen la revista.

Al repasar el sumario, encontramos que también está lo que no cambia. Como cada vez, un texto de Jacques-Alain Miller marca la orientación lacaniana ubicando en esta ocasión una pregunta dominante: ¿Qué es lo real?

Podría decirse que esa pregunta atraviesa cada texto que compone el segundo apartado que lleva por título Todo sueño es una pesadilla moderada, afirmación que Lacan diera en su seminario el 16 de marzo de 1976. Aquí se concentra el núcleo más epistémico dónde resaltan las referencias principales del tema en la obra de Freud y Lacan.

Al sesgo político lo marcan dos apartados, uno de ellos es una innovación: por primera vez se invitó a que cada integrante de un Cartel hacia el próximo Congreso de la AMP pueda escribir acerca del propio trabajo en la elaboración del rasgo con el que lanzará su investigación. Estos textos están reunidos bajo la rúbrica Un cartel elabora sus rasgos.

El otro apartado político, El Pase, hace lugar al dispositivo que prueba aquellas transformaciones subjetivas que implicó para alguien pasar del sufrimiento inicial a convertirse en psicoanalista. Allí contamos con cuatro testimonios: dos de ellos presentados en ocasión de las XXVIII Jornadas de la Sección Córdoba y los otros dos elaborados para las Noches del Pase de la Sección.

La perspectiva clínica está desplegada en una serie de textos reunidos bajo el sintagma Usos del sueño. Allí el lector encontrará elaboraciones alrededor de las pesadillas en la infancia en las que destacan el estatuto de defensa que éstas pueden tener, la presencia de un goce cifrado cuya cercanía solo implica el despertar y la función de la pesadilla como vector de la palabra.

Otro apartado clásico de Mediodicho es Perspectivas, ideas y problemas. Dos rigurosos trabajos muestran el múltiple interés del psicoanálisis en el campo de las letras: en uno se puede seguir la raíz etimológica de la palabra pesadilla junto al estudio de la célebre pintura de Füssli como índice de las creencias y mitologías populares acerca de la pesadilla. El otro texto se remonta a los pensadores y poetas epicúreos para luego situar en Petronio la concepción del sueño en la época de Nerón. Una anticipación -dice el autor- de lo que Freud, siglos más tarde ubicaría como restos diurnos.

Mediodicho 45 despierta con una nueva envoltura para alojar lo que permanece: la orientación por lo real del psicoanálisis lacaniano, esta vez de la mano de