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#19 | NOVIEMBRE 2019 | Sumario
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Traducir
Catery Tato

… La traducción rige espacios continuos de transformación y no abstractas regiones de igualdad y semejanza. La traducción de la lengua de las cosas a la lengua de los hombres no es solo traducción de lo mudo a lo sonoro, es la traducción de aquello que no tiene nombre al nombre... Sobre el Lenguaje en general y sobre el lenguaje de los hombres de Walter Benjamin.

A Lacan no le gustaba la traducción del término Unbewusste freudiano por el de inconsciente

… la traducción al francés es extraordinariamente ingrata. Le falta esa precisión, ese acento, esa vibración. […] en alemán es un texto de un estallido, de una pureza, un primer golpe tan sensible, que es totalmente sorprendente” (Seminario 7).

J.- A. Miller retoma este estallido para proponer en el seminario sobre El ultimísimo Lacan, L’Une-bévue, indicando así con este término, por homofonía, que hay algo “que va más lejos que el inconsciente “.

Freud enseña en su artículo “Lo inconsciente” de qué materialidad está hecho el aparato psíquico, y nos indica como traducir las representaciones-cosa por las representaciones-palabra cuando se trata de la realidad inconsciente. La representación-cosa no es la imagen, sino la materialidad del fonema vaciado de su enlace de significación, aquel que se descompone en sílabas. Cuando esta representación es sobreinvestida por el enlace de la representación-palabra que le corresponde, ahí, en ese mismo enlace, nace el sistema preconsciente. Siguiendo el epígrafe de Walter Benjamin es donde ocurre que, lo que no tiene nombre, lo tenga. Un verdadero trabajo de traducción. -


"El jardín de las delicias"
Mónica Fierro. Fotógrafo: Pablo Sabogal

Aquello que va más allá del inconsciente, la materialidad freudiana, la moterialidad como la llama J.- A. Miller, lo que la lengua devela ante nosotros gracias a la homofonía, a la homografía, es decir a los instrumentos que componen la homonimia, está compuesta por los elementos extraños que los traductores encontramos, aquellos obstáculos que se presentan en nuestra tarea. Porque traducir es toparse con la discordia entre las lenguas, entre los diferentes idiomas. La traducción, como lo indican aquellos que escriben sobre ella, debe hacernos sentir la fuerza y la inteligencia de la diferencia entre lenguas. Los obstáculos, “falsos amigos”, palabras-puente, o los “intraducibles de la lengua”, como le gusta llamarlos a Barbara Cassin, son los que señalan que la traducción no rige sobre abstractas regiones de igualdad. ¿Por qué la traducción de nachträglich ubicado en la obra freudiana tomó el término après-coup del idioma francés y se instala en la versión al castellano, sin su homólogo en esa lengua? José Luis Etcheverry no lo tradujo, si no que lo pasó, como quien pasa un relevo en una carrera de obstáculos, manteniendo su grafía, para nombrar el descubrimiento de la temporalidad inconsciente. Es con este gesto que se continúa el hacer con la diversidad que encierra la traducción y muestra como siempre se trata de dos lenguas: una de origen, con la que escribe el autor, y la lengua del otro, la del lector. Se necesitan al menos dos lenguas para traducir.

En una entrevista que se le hace a Susanne Hommel en París el 26 de marzo del 2017, publicada en el BLOG de la sección La Plata, ella explica claramente las vueltas que se dan con las palabras para traducirlas. La dinámica del lenguaje que ella realza buscando el acercamiento lingüístico de la expresión freudiana Bandingung der triebe al castellano, o al extraer del cuerpo, así dice ella, las palabras para transformar al que traduce en una caja de resonancia, pone de relieve esa “zona de traducción” que es donde se demora el traductor, allí en ese espacio que se crea entre-lenguas. Recomiendo demorarse el mayor tiempo posible en ese in-between, en ese canal que se abre al paso de las palabras.

Porque la traducción propone en su despliegue el uso del más de una lengua, conocer sus elementos extraños, demorarse en los sentidos subterráneos, desplegar la propia lengua para que dialogue con la extranjera. Umberto Eco declamaba que la lengua de Europa es la traducción. Yo diría que no solo es para Europa: la traducción de los artículos de Lacan Quotidien en varios idiomas, prueba que otros continentes esperan.

Me pregunto entonces, y lo hago frente a una futura traducción, al leer ese texto de otro, autor de su producción escrita, producido en esa lengua otra ¿Traducir, es una de las formas de tratamiento de lo extranjero?