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#14 | NOVIEMBRE 2016 | Sumario
La mesita de luz
Por Graciela Allende, Marcela Molinari y Claudia Zampaglione

Entrevistas a Carlos Gamerro, Marisa Chamizo, Laura Galarza, Ricardo Nepomiachi y Nelson Feldman

En esta ocasión tres psicoanalistas y dos escritores respondieron a las siguientes preguntas:

  1. ¿Cuál fue tu primer contacto con una biblioteca?
  2. ¿Qué personaje de la literatura te marcó o te generó algún sentimiento en particular (de amor, odio, admiración, etcétera)?
  3. ¿Qué estás leyendo actualmente?

 

Carlos Gamerro *
1- En casa de mis padres, una biblioteca bastante ecléctica; mis primeras lecturas sistemáticas fueron los libros de Monteiro Lobato, hoy tristemente olvidados, al menos en nuestro país.

2- Sandokán y su fiel amigo el portugués Yáñez. Amor, admiración y deseos de ser uno de los dos para tener al otro de amigo.

3- Feliz o infelizmente, siempre​ leo en función de algún proyecto, en este caso de mi nueva novela. Estoy tratando de ponerme un poco al día con el inacabable siglo XIX francés y su impacto en nuestra literatura del período; en estos meses leí La dama de las Camelias, Naná, algunas novelas de Cambaceres demasiado horribles para ser nombradas, y estoy tratando de llegar al final de Ilusiones perdidas - Esplendor y miseria de las cortesanas, persiguiendo el espejismo que me legó la frase de Wilde, "La mayor tragedia de mi vida fue la muerte de Lucien de Rubempré" (que sin duda inspiró a Dorian Gray) pero ya llevo como 900 páginas y Lucien no se muere más.

* Es Licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires, docente, traductor y escritor. Algunos de sus libros publicados son: las novelas Las aventuras de los bustos de Eva, El secreto y las voces; los cuentos de El libro de los afectos raros y los ensayos Harold Bloom y el canon literario, Ulises. Claves de lectura. En 2016 publicó la novela Cardenio y el ensayo Borges y los clásicos.

 

Marisa Chamizo *
1- Fue la biblioteca que había en la casa de mis padres. Una biblioteca no muy grande, con enciclopedias y diccionarios.

Entre los libros descubrí uno, de tapa blanda La interpretación de los sueños de Sigmund Freud. Lo leí como pude. Un impacto decisivo en mi vida.

2- El personaje de una novela que leí hace poco: La viuda de los Van Gogh de Camilo Sánchez. El personaje de Johanna Van Gogh Bonger, la mujer de Theo, tiene una fuerza y una vitalidad impresionante, ¡admirable! Una mujer que parece poder amar sin mezquindades.

3- Terminé Cuando me muera quiero que me toquen cumbia. Vidas de pibes chorros de Cristian Alarcón. Ahora tengo entre manos, los Relatos I y II de John Cheever y el N° 3 de la Revista El Ansia dedicada a Martín Kohan, Mariana Dimopulos y Leonardo Oyola; tres escritores argentinos.

* Es psicoanalista. AME de la Escuela de la Orientación Lacaniana y de la Asociación mundial de psicoanálisis.

 

Laura Galarza *
1- El primer contacto con una biblioteca fue en mi escuela primaria en Olavarría. Una escuela municipal con una galería gigante de mosaicos rojos, con las aulas alrededor. En cuarto grado teníamos una maestra que al final del día, media hora antes de que tocara el timbre nos hacía guardar todo en los portafolios y nos leía Cuentos de la selva, de Horacio Quiroga. Un libro que llevo grabado en el cuerpo. Esa experiencia me hizo reparar en la biblioteca de la escuela que estaba justo al lado de mi aula y que por lo general permanecía cerrada. Tenías que pedir la llave en dirección y alguna maestra te abría y oficiaba de bibliotecaria improvisada. Empecé a ir durante los recreos y a llevarme libros a casa. Lo recuerdo como un lugar silencioso y enigmático. Un lugar que contrastaba con el bullicio del patio. Esa misma agradable sensación tengo hoy cuando entro a una biblioteca, como de un lugar por fuera del mundo. A salvo del mundo.

2- Sin dudas, el primer personaje con el que sentí empatía, que sentí que me hablaba a mí, fue Heidi. Tenía la trilogía de su historia en la colección Robin Hood tapa amarilla. Llevaba leídos varios libros de esa colección. Pero al leer Heidi pude verme en esa niña capaz de sobrellevar el dolor de existir con esperanza. Desde ese día no me sentí tan sola. Y eso marcó la experiencia de la lectura para siempre.

3- Siempre estoy leyendo varios libros a la vez. Me aseguro de tenerlos en diferentes lugares: en mi cartera, en la mesita de luz, en mi consultorio. Porque es lo que más placer me da en el mundo y también porque trabajo de eso y no puedo perder tiempo de lectura. Ahora leo Las chicas de Emma Cline, que recomendó Richard Ford cuando lo entrevisté para Radar a fines del año pasado y anticipó la salida de esta novela que hizo furor en Estados Unidos porque además, es de una autora joven. Es una novela de iniciación que no parece una primera novela. Tiene un ritmo alucinante y narra la entrada en el mundo adulto en un pueblo perdido y oscuro que puede ser la aldea de cada uno como dice Tolstoi. También estoy releyendo a Peter Cameron, Coral Glynn, su última novela porque viene al FILBA y quiero estar afilada para cuando vaya a escucharlo. Y luego seguiré con Aquella tarde dorada, que recomendó fervientemente Rodrigo Fresán. Peter Cameron es un gran escritor y poco conocido.

* Es escritora y crítica literaria, coordina talleres de narrativa y escritura. Publicó el libro de cuentos Cosa de nadie.

 

Ricardo Nepomiachi *
1- Recuerdo en la infancia, en la época de la escuela primaria, haberme sorprendido por la existencia de lugares donde podía disponer de un libro, usarlo y luego devolverlo para que otros lo usen. Con el tiempo entendí que la sorpresa era que el libro en la biblioteca pública estaba fuera del mercado, no era objeto de consumo y posesión, a diferencia de lo que ocurría con las bibliotecas privadas.

2- Me conmovieron sobre todo los héroes de relatos autobiográficos, quienes testimoniaron sobre su vida y el mundo, tales como Primo Levi, Jorge Semprún y Simone Veil, entre otros.

3- En este momento Habíamos ganado la guerra de Esther Tusquets, Fragmentos de un diario de Ricardo Piglia y Arte poética de Borges.

* Es psicoanalista. AME de la Escuela de la Orientación Lacaniana y de la Asociación mundial de psicoanálisis.

 

Nelson Feldman *
1- Durante el colegio secundario en el Colegio Nacional de Buenos Aires, nuestro profesor de literatura llamado Arias, nos propuso leer un libro de Jorge Luis Borges, El informe de Brodie. Como Borges dirigía en ese entonces la Biblioteca Nacional, que estaba situada a unas cuadras del Colegio en la calle México y Bolívar, se programó una cita para invitarlo a nuestra clase con el fin de discutir con él, en persona, diferentes aspectos de su libro.

Junto a otros tres compañeros, acompañé al profesor Arias a la Biblioteca Nacional para hacer la invitación. Allí nos recibió la secretaria de Borges, que hizo pasar el profesor al despacho del escritor mientras nosotros esperábamos en una acogedora antesala atiborrada de libros hasta el techo. Al salir de la entrevista, Arias nos confirmó que Borges vendría a nuestra clase para discutir sobre El informe de Brodie dos meses más tarde.

No solo quedé impresionado por ese viejo edificio con tantas estanterías repletas de tantos libros que no dejaban ver los muros y que desprendían un olor tan particular, y por la acogedora sala de espera de Borges, sino también por descubrir que era un escritor ciego quien dirigía esa biblioteca. Borges formuló un solo pedido al profesor Arias: dada su ceguera, que el profesor Arias y algunos alumnos fueran a buscarlo para poder ir juntos, a pie al Colegio, situado a seis cuadras de la Biblioteca Nacional. La visita tuvo lugar como estaba previsto una tarde de invierno en nuestra clase. Pude hacerle una pregunta sobre el tema del tiempo en el cuento "La intrusa"y su respuesta me dejó boquiabierto, hablaba otro lenguaje, universal, tan diferente al nuestro en esos años 70...

2- Un personaje literario: Silvio Astier en El juguete rabioso. Con su lista de frustraciones, un pasado de delincuente adolescente, sus fracasos en trabajos sufridos y mal pagados, hastiado de la búsqueda de cómo sobrevivir en el Buenos Aires de los años 30. El Rengo, un carretero marginal que lo conocía de sus antiguas correrías, le propone asociarse para robar durante una noche el cofre de un viejo ingeniero solitario. El Rengo ha preparado toda la trama con la mucama del ingeniero que le facilitó el doble de la llave del cofre para penetrar en la casa durante una noche en que estará ausente. Pero de manera imprevista, el día del golpe Silvio Astier decide denunciar al Rengo yendo a ver al propio ingeniero para anunciarle el plan y desenmascarar al Rengo que será arrestado por la Policía en su propio domicilio con el doble de la llave y las pruebas de otros robos. La Policía lo felicita por su delación y el Rengo solo puede lanzar una mirada de incomprensión, a quien pensaba era su amigo de andadas, mientras es trasladado.

Astier rechaza el dinero que el ingeniero le propone por denunciar el plan del delito: "Hay momentos de nuestras vidas en que tenemos que ser canallas, ensuciarnos, hacer alguna infamia y destrozar la vida de un hombre". "El recuerdo del Rengo será como el de un hijo que se ha perdido". Silvio Astier rompe con su historia de delincuente para convertirse en traidor, personificando así, a través del tema de la traición, la parte oscura y sucia del sujeto.

En este período de la historia argentina, en que se juzgó y sentenció a los responsables del campo de tortura y muerte La Perla en Córdoba, observando el silencio cómplice de quienes ejecutaron esas terribles acciones de destrucción, se puede ver el pacto de silencio que observaron a lo largo de sus vidas los actores de tales actos. Es una manera de seguir siendo fiel a esa posición de torturador y de ejecutor de crímenes.

El personaje de Silvio Astier muestra varias facetas, por un lado la traición pero también su decisión de romper con su pasado de delincuencia, algo doloroso, casi una manera de perder un hijo.

3- Estambul de Orhan Pamuk. Nos hace descubrir la historia de esta milenaria ciudad y la oculta tradición cultural otomana, reprimida luego de la derrota militar y el advenimiento de la república turca de Atakur, con su occidentalización. Estambul es una maravillosa ciudad en el cruce de Europa y Asia situada a ambos lados del estrecho del Bósforo, pasaje obligado de la ruta marítima entre los dos continentes. Se inscribe en la historia moderna por ser la antigua Constantinopla, en el cruce de Oriente y Occidente.

Pamuk nos hace descubrir los escritores de una antigua Estambul que ya no existe, redactores de crónicas y de una Enciclopedia de la ciudad con personajes e historias de una época de la que apenas quedan rastros. Nos puede recordar el Roberto Arlt de las Aguafuertes porteñas pero con dos siglos de diferencia entre las épocas.

Pamuk revisita la melancolía que impregna aun Estambul, con la civilización y la cultura otomana perdida y el halo de nostalgia que invadió a la ciudad, a sus habitantes y el derrumbe progresivo que arrasó los vestigios otomanos en sus edificios, monumentos y hasta en la lengua otomana reemplazada a paso forzado por la turca.

La república turca que advino luego de la caída del imperio otomano buscó dejar de lado las marcas de la época de sultanes y la cultura popular que había existido durante siglos en Turquía. Al derrumbe militar otomano en 1918 sucedió un período de empobrecimiento y de decadencia que Pamuk describe con detalles a través de sus recuerdos de infancia en los años cincuenta pero también a través de los escritores de Estambul que retrataron los paisajes, edificios, personajes y métiers que fueron desapareciendo con el advenimiento de la Turquía republicana y la occidentalización que renegaba de su pasado. Pamuk describe cómo los habitantes de Estambul asistían incrédulos y pasivos a las escenas de los incendios que destruían cada semana los viejos edificios de madera de la arquitectura otomana en esos espectáculos nocturnos y a la melancólica desaparición de su propio pasado.

Aguafuertes porteñas de Roberto Arlt describe un Buenos Aires que ya no existe como también lo hace Pamuk en Estambul.

Arlt escribió esos relatos, que le permitían comer en los años 20, para el diario porteño El Mundo, que le pedía crónicas sobre barrios y personajes de la ciudad. En un estilo muy risueño y humano, Arlt nos hace conocer el Buenos Aires de esos años: los inmigrantes, los trabajos difíciles, las ferias o mercados abiertos, los remates de caballos. Se trata de una Buenos Aires de la que quedaron algunos vestigios que perduraban en los años 70, por ejemplo las ferias con sus puestos de verduras, frutas y carnes a cielo abierto, que ocupaban las calles del barrio una o dos veces por semana. No es el Buenos Aires del tango y de Palermo Soho que tanto buscan lo turistas del siglo XXI.

Así como Ohran Pamuk describe Estambul con la perdida tradición otomana, Arlt logró hacer perdurar a través de sus Aguafuertes porteñas, una ciudad para redescubrir detrás de la moderna y cambiante Buenos Aires.

* Es psicoanalista. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) y la NLS (New Lacanian School) a través del grupo ASREEP-NLS (Suiza). Trabaja en Ginebra, Suiza.