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#13 | JULIO 2016 | Sumario
Primera Noche del Directorio en la nueva sede
Presentación del curso de Miller Todo el mundo es loco, dictado entre 2007 y 2008
Por Claudia Zampaglione

Todo el mundo es locoEl 6 de abril de 2016 tuvo lugar la primera Noche del Directorio, comenzó la presentación Aníbal Leserre, autor de la contratapa del libro, diciendo que este Curso testimonia, una vez más, la dedicación de Miller a la elucidación de la enseñanza de Lacan, siguiendo la lógica de los divinos detalles. Este curso tiene una originalidad que es la manera en la que Miller se posiciona: nos habla como analizante. El tono es de confidencia porque hay una política en juego que tiene que ver con el deseo de hacer existir el psicoanálisis. Se abre la puerta a lo singular, también en acto, en las antípodas del cognitivismo y la época actual que se caracteriza por el tratamiento de lo real por la cifra, la cantidad, el número. Miller realiza las declinaciones de todo el mundo es loco, es decir, delirante, porque no existe la realidad, cada uno vive en una ficción.

Luis Tudanca deja una pregunta, ¿hay otra manera de transmitir el psicoanálisis que no sea desde la posición de analizante?

Silvia Tendlarz, quien estableció el seminario, nos regaló un análisis exhaustivo del hilo del Curso. Solo subrayaré algunas líneas. Este texto examina la última enseñanza de Lacan y se ubica entre El ultimísimo Lacan y Sutilezas analíticas. Silvia hizo referencia a la ilustración de la tapa, un pequeño detalle del El jardín de las delicias de El Bosco, que refleja muy bien el contrapunto entre el todos y el cada uno de la serie.

La pregunta del final, ¿cómo enseñar lo que no se enseña?, se responde a través de la transmisión de lo singular. El procedimiento del pase, ese saber de uno solo, se vuelve enseñanza para todos. Su testimonio es del orden de un relato que preserva su incompletud y que tiene el carácter de la alusión.

Miller puso el título hacia el final del Curso. El momento del nombre es un punto de abrochadura, de conclusión para él mismo, haciendo patente que uno aprende transmitiendo algo. La puerta de entrada al mismo es la aceleración y la cifra. Siempre aparece la tensión entre lo universal y lo singular, y esto se vuelca en el propio testimonio de J.-A. Miller.

En la era del hombre de la cantidad, del régimen de la homogeneidad, del mundo neuro-real, el psicoanálisis se orienta por un real que le es propio, la contingencia que es sin ley, que tiene la modalidad del encuentro amoroso, por ejemplo. La contingencia del encuentro permite el análisis por fuera de la pura determinación significante.

En otro momento, Miller considera a los afectos como acontecimientos de cuerpo y no de deseo, enigmáticos, y que no tienen la categoría de formaciones del inconsciente, pues se dan en el nivel de lalengua. La interpretación analítica, entonces, producirá una resonancia corporal.

Luis Tudanca comenta, que si bien Lacan abandona el término "determinación", en el Seminario 22 define al síntoma como el modo en que cada uno goza de su inconsciente en la medida en que lo determina. ¿Qué viene al lugar de la determinación? Responde: la causa.

Fabián Naparstek nos recuerda que hace cinco años que Miller no da un curso y se pregunta si será el último Miller. Este Curso es una respuesta de Miller a las consecuencias de haber utilizado la ultimísima enseñanza de Lacan, que no quiso abordar hasta determinado momento. El término "ultimísima" es una especie de ironía que consuena con la demanda de querer lo último de lo último.

Según Naparstek, hay dos perspectivas para leer a Miller. La primera, siguiendo la enseñanza de Lacan, es su manera de escuchar a Lacan, lo que llamó la vociferación de la enunciación que incluye la presencia del cuerpo. Miller destaca que Lacan se plantó –en el sentido de hacerle frente a alguien- y, entonces, lee la posición desde donde habla Lacan. La otra perspectiva es leer a Miller mismo, lo que él llama su orientación. Nos queda a nosotros la tarea de cómo escuchar a Miller, con su vociferación, y cómo él se plantó. Del lado de Lacan ubica la enseñanza y del lado de Miller, la orientación.

Por otro lado, aquí Miller no dibuja un solo nudo. ¿Por qué? En un momento propone que los nudos son una metáfora. Luego está la consideración de lo sólido y de lo líquido y advierte que la licuefacción de la última enseñanza de Lacan puede terminar de liquidar al psicoanálisis. El problema es qué hacer con esa pérdida líquida y allí nos habla de poesía y no de nudo. Miller trabaja el binarismo Lacan clásico-última enseñanza. ¿Hay ultimísima enseñanza sin lo anterior? La orientación es por la contingencia, ¿pero qué hacemos con lo que es estructura?

Luis Tudanca plantea tres comentarios. El primero tiene que ver con la distinción entre enunciación y vociferación. Lacan hace una diferencia entre decir y enunciación y sostiene que todo acontecimiento es un acontecimiento de decir. El segundo: Lacan en "El Atolondradicho" dice que va a hablar de topología y no hace un solo dibujo. El tercer comentario es su sorpresa de leer a Lacan en sus últimos seminarios y que recurra de nuevo a la metáfora: el solo hecho de decir lo lleva al recurso que él dice abandonar.

Luego de las presentaciones se produjo un interesante intercambio entre los expositores y el público. Se plantearon diversas cuestiones, por ejemplo, que ya en "Ironía", de 1988, Miller estaba dando vueltas alrededor del todo el mundo es loco, época en la cual también opuso la clínica diferencial de la psicosis a la clínica universal y produjo un fuerte impacto; o que Miller transmite como analizante, inmerso en una experiencia, única forma de transmitir, ya que no se trata del ejemplo como modelo sino tal como dijera Lacan en Televisión: "Hagan como yo, no me imiten". Por lo tanto, la posición analizante es la que conviene, pues él es quien va en búsqueda de…, lo cual permite empezar por un lugar, seguir por otro, no sabiendo bien cómo termina. Se trata de enseñar algo sobre un real sin saber. También se planteó que Miller, al hablar de su análisis, interpretó a toda la comunidad analítica. El binomio universal-singular se plasma así en acto.

La Noche dejó abiertas algunas cuestiones, entre otras: ¿cómo pensar el lazo entre la última enseñanza y el Lacan clásico?