EntreLibros | Boletín de la Biblioteca de la Escuela de la Orientación Lacaniana EntreLibros
 
 
 
#10
Noviembre 2013
 
Sumario
La batalla del autismo. De la clínica a la política - Piezas sueltas
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Edición 10
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Cuarta Noche de Biblioteca

 

Piezas sueltas, un espléndido fracaso
Gerardo Arenas

Les contaré, en tres pasos, por qué considero que este curso es un espléndido fracaso.

1. Un puñado de piezas
En Piezas sueltas, Miller comenta el Seminario 23. En Piezas sueltas, Miller critica las TCC y la psicología en su conjunto. En Piezas sueltas, Miller reinterpreta las fórmulas lacanianas de la sexuación. En Piezas sueltas, Miller lee el mundo en que vivimos. En Piezas sueltas, Miller explora el problema del cuerpo.
Desde esta perspectiva, el curso hace honor a su nombre: se presenta como un puñado de piezas sueltas, como esos pedazos de formas corporales que cuelgan de hilos en la imagen de tapa.
El título del curso tiene además esa intención explícita: dar "a la contingencia prioridad sobre la coherencia", según leemos en la página 9.
En 2004-2005, cuando Miller daba sus clases, yo recibía las desgrabaciones con una semana de demora. No leí todas. La impresión que me dejó fue entonces todavía más fragmentaria, bien del estilo "piezas sueltas". Pero de las que leí en su momento, la que más me impactó fue la que ahora constituye el capítulo 8 del libro, titulado "Despertar", sobre todo por la crítica de las estructuras diagnósticas que pueden hallar resumida en la página 132: "Sólo los brutos piensan Neurosis a la derecha, psicosis a la izquierda". Poco después yo tenía que dar un par de charlas en un seminario sobre psicosis al que me habían invitado, y esa fue la primera ocasión en que cité algo de este curso.
También me impactaron dos clases seguidas que leí unos meses más tarde, las que hoy forman los capítulos 14 y 15 del libro. La primera contiene una magistral reinterpretación de las fórmulas lacanianas de la sexuación, que vuelve posible una serie de lecturas de aspectos de la cultura en que vivimos y sus efectos en la subjetividad contemporánea. La segunda, que tácitamente retoma desarrollos hechos por Lacan en el Seminario 17, hace lo mismo con la noción del amo moderno, y además muestra que no alcanza con hacer la guerra a las tcc, sino que es imprescindible "considerar el fenómeno de civilización" que estas representan, y llegar a entenderlo, como dice en la página 309.
Un rayo cayó sobre el edificio de mi consultorio y arruinó, entre otros aparatos eléctricos, la computadora donde tenía almacenadas las clases de ese curso. No volví a leerlo hasta diciembre del año pasado, cuando empecé a traducirlo.

2. La luz
La fotografía que ilustra la tapa del libro muestra un fragmento de una obra de Bohyun Yoon. A Graciela Brodsky debemos la idea de usarla para Piezas sueltas. La vio en algún lugar, me preguntó de quién era, yo la había visto poco tiempo atrás en Facebook, la subí a mi perfil y pregunté a mis contactos quién la conocía. Una colega española –Margarita Álvarez Villanueva, de la ELP– me dijo el nombre del autor y me pasó el link de su sitio en Internet. Fue muy divertido explicar –por mail– al señor Bohyun Yoon de qué trataba el curso, quién era su autor y otras cuestiones que él quería saber, pero al fin cedió los derechos por una módica suma: sólo pidió a cambio un ejemplar del libro publicado.
Este artista dice que su trabajo plantea la pregunta acerca de cómo los sistemas de control social animan la realidad, y busca revelar nuestra fragilidad en esos entornos sociales. Utiliza como herramientas principales el cuerpo, los espejos y la luz.
En esta no usa espejos, pero sí la forma del cuerpo y la luz. Titulada Unity (Unidad), está formada por una plétora de cuerpos fragmentados que, al ser iluminada desde un único punto, proyecta sobre la pared una serie de sombras que representan una suerte de bacanal.

3. La unidad
Algo similar ocurre con el libro de Miller. La función que en esta obra de Bohyun Yoon cumple la luz, es realizada en Piezas sueltas por la relación con la causa.
Este curso, este libro, tiene el carácter de una obra. Tal vez quepa incluso compararlo con una pieza teatral. De hecho, Piezas sueltas tiene algo del orden del espectáculo: vemos a Miller en acción. Ni siquiera faltan elementos histriónicos, vocales, y de puesta en escena, además de que su lenguaje es ágil, coloquial, y lleno de humor.
En este sentido, es evidente que la intención original de Miller –que, como les dije, era la de priorizar la contingencia por sobre la coherencia– fracasa. Lo que al principio proyectaba como un mero bricolaje, se convierte en un dispositivo plenamente articulado, en un mecanismo de engranajes múltiples, en una verdadera máquina, incluso en varias máquinas ensambladas: máquina de leer, máquina de escribir, máquina de guerra. Miller se sabe poseído por el Seminario 23, y termina literalmente poseído por la causa analítica. Él mismo funciona como una máquina al servicio de esa causa.
Así, Piezas sueltas no solo adquiere una integridad y una estructura que nada tienen que envidiarle a las de otros cursos, sino que además posee una unidad esencial, en la medida en que muestra en acto el modo en que la función del analista en el consultorio se entronca con la del analista en la ciudad.
Al principio les dije que, en Piezas sueltas, Miller comenta el Seminario 23, critica las tcc, reinterpreta las fórmulas lacanianas de la sexuación, lee el mundo en que vivimos, y explora el problema del cuerpo. Lean el libro con la perspectiva que brinda esta luz –la de la relación con la causa– y verán armarse una imagen mucho más rica que la de una bacanal, tan integrada que puede considerarse una obra maestra, es decir, un espléndido fracaso. Nosotros, agradecidos.

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