EntreLibros | Boletín de la Biblioteca de la Escuela de la Orientación Lacaniana EntreLibros
 
 
 
#7
Octubre 2012
 
Sumario
El Seminario 19 ...o peor y Hablo a las paredes
Segunda Noche de Biblioteca
Los libros de la buena memoria
Notas sobre la traducción
La mesita de luz
¿Qué se lee en la ciudad?
Eventos
Nuevas adquisiciones
Actividades de las Bibliotecas
Información práctica
 
Edición 7
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Segunda Noche de Biblioteca

 

El Uno en cuestión
Silvia Ons

" ..Nada es más peligroso que las confusiones que atañen al Uno" [1]

Este seminario, con el establecimiento realizado por Miller, ha llegado hace poco a mis manos, aunque lo leí hace mucho pero no muy bien, aunque sí con dedicación las charlas en Sainte Anne. Ahora, a punto de presentarlo, debo confesar mi cautela, que también recomiendo debería ser la del lector. Se trata de un Seminario difícil que conlleva el riesgo de encarcelar al Uno en la única versión de un Uno cerrado, autoerótico, hipostasiado y separado de la dimensión temporal, con el consiguiente riesgo de conducir el psicoanálisis a un mero solipsismo[2]. Ante tal simplificación, adelantemos que el Seminario recorre distintos lugares del Uno y que el Otro no desaparece sino que cambia su estatuto ya que de ser el lugar de la verdad y de la interacción dialéctica, se dibuja como vacío: "el vacío que ofrece a la palabra es lo que llamo el lugar del Otro, a saber, ese en el que se inscriben los efectos de la susodicha palabra."[3]

Adelanto, en suma, de la afirmación de Lacan en el Seminario 20: "el Otro es el Otro sexo". Que no exista Otro a nivel de la relación no implica que el Otro no sea. Lacan es contundente: el Uno existe pero no es, el Otro no existe pero es. Su ser está conformado por los semblantes que contornean su vacío.

Pero comencemos con el Uno ya que aquí se anticipa la última teoría de Lacan relativa al síntoma como lo que funda cada existencia. De todos modos no acuerdo con ciertas lecturas que equiparan el Uno con las últimas elaboraciones de Lacan concernientes al síntoma ya que el síntoma conlleva la otredad: "Me he permitido afirmar que el sinthome es precisamente el sexo al cual no pertenezco, es decir, una mujer." [4]

La siguiente afirmación adelanta esta idea en …o peor: "Él no sabe que más bien sería cuestión de que se percatara de que dos es ese Uno que él se cree, y que es cuestión de que él se divida."[5]

La afirmación del Uno, muestra que el psicoanálisis no es nihilista como podría pensarse teniendo solo en consideración el teorema: "no hay relación sexual"¿ Porqué hay algo en lugar de nada? Fue la pregunta de Leibniz y Lacan responde: "Hay Uno", retomando la tradición griega en la cual la identidad como principio se presenta como unidad. Pero lo que es interesante es ubicar qué toma Lacan de esta tradición y que lectura hace del Parménides de Platón, y recordar que nos dice que para entenderla es necesario leer el diálogo: "¿…lo han leído como yo?, no es indiferente para la presente reseña."[6]

Si para hablar del amor Lacan eligió el Banquete, para referirse al Uno privilegiará el Parménides[7]. Hay dialéctica en el Banquete, hay falta, hay Eros ligado a la unión mientras que hay existencia en el Parménides, hay Uno, hay abandono de la dialéctica en su faz ascendente aunque sí se sostiene la dialéctica descendente como la que separa y distingue. Tanto …o peor como este diálogo responden a momentos que operan cual bisagras tanto en Lacan como en Platón. Si decimos que en Lacan hay abandono de la dialéctica, notamos algo similar en Platón ya que el significado de dialéctica en el Parménides es completamente diferente al de la República. En este diálogo la dialéctica era el modo supremo del conocimiento, el que nos ponía en contacto directo con las Ideas y, de entre las Ideas, con la más alta, la Idea del Bien. En el Parménides, en cambio, la dialéctica es el modo de oscurecer el pensamiento hasta dejarlo paralizado, la dialéctica es un laberinto sin salida en el que Parménides permanece por siempre atrapado. El Parménides de Platón es un diálogo en el que tradicionalmente se han distinguido dos partes. En la primera, Parménides critica la teoría platónica de las Ideas, expuesta por un Sócrates joven y un tanto inexperto; la crítica destaca las dificultades para explicar las relaciones entre las Ideas y los objetos particulares sensibles. Se aborda en definitiva la hiancia insuperable entre los dos términos. En la segunda parte, más larga, Parménides inicia a Sócrates en el "enorme trabajo" de investigar siempre las consecuencias de toda hipótesis que uno se propone y de su contradictoria. Todo el diálogo es de una técnica que no deja respiro, y las intenciones de Platón con respecto a la dialéctica que en él despliega parecen acercarse a lo enigmático. Afinidad con Lacan. Desilusionado por los desastrosos resultados de su segunda expedición a Siracusa, este período se caracteriza por cuestionar de un modo implacable todo lo que había afirmado anteriormente en la República, Fedón o Fedro. En Parménides, Platón es algo más que crítico, respecto a la Teoría de las Ideas. Lo que antes parecía evidente y natural, la existencia de las Ideas o Formas en un mundo separado, es abandonado para pasar a la teoría de los géneros. El destrozo que Platón se hace a sí mismo es de tal magnitud que su pensamiento hace aguas y parece irrecuperable

Lacan sostiene que si bien el ser es siempre uno, el Uno no sabe ser como Ser[8] Y remata con que este principio está perfectamente demostrado en el Parménides. Afirma que Platón lo atrapa, dando cuenta que el Uno no lleva aquí al Ser, como en Aristóteles sino a la existencia A Lacan le gusta el Uno de Platón[9], este Uno que no encuentra en Aristóteles tan emparejado al Ser al igual que en Leibniz como mónada. Hay Uno no dice que el Uno sea. Hay Uno dice de su existencia, la cuestión no es del Ser del Uno no en su esencialidad, sino de la unicidad. El error de la metafísica fue confundir el Uno con el Ser. ¿No podría incurrir en este error el psicoanálisis?

Miller[10] dice que la filosofía es el discurso que pone al ser en el lugar de lo real pero aclara "incluso en el psicoanálisis". Esto quiere decir que el psicoanálisis no está exento de ontología si haciendo una suerte de metafísica del goce habla del "ser de goce", confundiéndolo con lo real. La orientación hacia lo real marca una perspectiva en la que el semblante declina en su pretensión de igualársele.

Hablar de ontología no es solo una cuestión filosófica, Miller en la clase 2 del Seminario del 2011 dice que el análisis consiste en una revelación ontológica, dicha revelación habrá que pensarla en torno a una orientación que va de la ontología a la henología. Del ser a la existencia.

Existe el Uno, si recorremos el Seminario, su existencia tiene diversos usos. Existe el Uno como excepción en las fórmulas de la sexuación, existe el Uno a partir de lo cual los otros pueden funcionar, existe el Uno que lo hará evocar a Frege y luego a Cantor, el Uno de la repetición ligado al tiempo, en definitiva un Uno que no se puede hipostasiar. Finalmente se trata de un Uno alejado del freudiano. Lacan dice que lo Unario, él no lo inventó ya que fue extraído de Freud, pero que el término que propone a partir de este Seminario es nuevo, poniendo en tela de juicio a la díada de Eros y Tánatos, no se trata del Eros que tiende a la unión quebrada por la pulsión de muerte, es el Uno que no hace relación con el Otro.

 

Notas
1. Lacan, J., (2012) "…o peor", El Seminario, libro 19, Bs. As., Paidós, pág.104
2. Recordar que en la contratapa Miller se refiere al Un-dividualismo haciendo eco de la afirmación de Lacan:""…dos es ese uno que él se cree y que es cuestión de que él se divida"
3. Ibidem , pág., 93
4. Lacan, J., ( 2006), "El sinthome", El Seminario, libro 23, Bs. As., Paidós, pág. 99
5. Lacan, J., "…o peor", pág.125
6. Ibidem, pág. 235
7. Platón, "Parménides" en Diálogos, Edaf, Madrid
8. Lacan ,op.cit., pág. 132
9. "Lo cierto es que Paltón elige, y que su Uno nada tiene que ver con lo que engloba" Lacan, op.cit., pág. 127
10. Miller,J.A., "De la naturaleza de los semblantes", Los cursos psicoanalíticos de Jacques Alain Miller, Bs. As., Paidós, 2002,p.120.

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