EntreLibros | Boletín de la Biblioteca de la Escuela de la Orientación Lacaniana EntreLibros
 
 
 
#7
Octubre 2012
 
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El Seminario 19 ...o peor y Hablo a las paredes
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Edición 7
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¿Para qué o por qué escribe un psicoanalista?
Alejandra Glaze

Ante todo agradezco al directorio de la EOL y a la comisión de organización de esta III Feria Urbana, la invitación a conversar sobre el libro de psicoanálisis. Pocas veces hablamos, salvo en pasillos y reuniones pequeñas, acerca de cuál es el valor del libro de psicoanálisis para el psicoanálisis mismo y sus instituciones. Y en general, esto se da enmarcado en las discusiones sobre política de Escuela.

Pero quiero hacer extensivo este agradecimiento, y aprovecho la oportunidad, a todos aquellos autores que confiaron en Grama para publicar su libro, ya que he podido agradecer uno por uno, pero nunca tuve la oportunidad, desde mi lugar como editora, en general. Gracias de nuevo. Es por ellos que Grama fue posible.

Pero vayamos a los inicios del psicoanálisis. Freud y Lacan, en sus respectivas épocas, han logrado introducir al psicoanálisis en el campo de la cultura, y al mismo tiempo, incluir sus nombres dentro de la categoría de "grandes pensadores". Ambos son autores en la medida en que son responsables de la producción de obra escrita y publicada, podríamos decir, simplemente como poseedores de derechos de autor. Pero interesa pensar qué diferencia esa producción, la de Freud y Lacan, de cualquiera que se considere autor. O incluso, de aquellos escritos ligados a la manera en que Lacan dispone de los textos de Marguerite Duras cuando dice: "enseña sin mí lo que yo enseño".

Llegados a este punto, podemos acercarnos a una figura específica del autor que surge a partir del siglo XIX en Europa y a la que se llama "fundadores de discursividad", y es aquí en donde el psicoanálisis se halla concernido especialmente ya que como ejemplo de estos fundadores de discursividad se sitúan Marx, Freud, y porque no Lacan. Foucault dice: "Estos autores tienen la particularidad de que no son solamente autores de sus obras, de sus libros. Han producido algo más: la posibilidad y la regla de formación de otros textos... abrieron un espacio a algo diferente que ellos, que sin embargo pertenece a lo que fundaron". (Foucault en su conferencia "¿Qué es un autor?" de 1969, y contemporánea al seminario de Lacan "De un Otro al otro".) Dicho de otra manera, la escritura produce al sujeto, e invita a pensar una nueva dimensión de lo político, en esa dialéctica siempre presente ya señalada con la frase "el que escribe es escrito".

Así, comenzaría con una pregunta dirigida ahora a los autores: ¿para qué o por qué escribe un psicoanalista? Seguramente hay respuestas diversas y singulares a esto, y aquí hay varios autores de Grama que podrían decir algo al respecto. Pero sigo, ¿va de suyo que ser psicoanalista implique escribir? Es cierto que como psicoanalistas del Campo freudiano, muchos nos vemos llevados a dar cuenta de nuestra clínica, de nuestras lecturas, y en definitiva, de nuestra manera de entender el psicoanálisis como una práctica que permite advertir un camino a lo más singular del sujeto, no solo como sujetos al Otro, al reconocimiento, sino en tanto que sujetos al objeto singular de nuestro goce. O eso sería lo esperable. Una manera de "Tomar la palabra a partir de la fractura de todo trauma, en toda experiencia en tanto atravesada por la división constitutiva del evento", como dice Matteo Bonazzi en El lugar político del inconsciente contemporáneo. A partir de esa herida, sostener un nuevo lazo social y una nueva erótica de la verdad. Apostar a la posibilidad de decir nosotros en la época en que el Otro del Otro no existe: decir nosotros en el desierto de lo real, hacer del psicoanálisis una ciencia de lo real. Si la actualidad del psicoanálisis se propone muchas veces en su declive es porque el sujeto mismo está eclipsando, tomado por las narices por el objeto de consumo, el gadget, que clava al sujeto en su goce autista.

Entonces ¿cuál sería la especificad del autor del psicoanálisis en este siglo XXI? Siglo en el cual sabemos lo que implica el discurso de la ciencia que cuenta con la mayor cantidad de fondos y recursos. Es en este sentido, que el psicoanálisis debe seguir constituyéndose en una excepción al discurso del amo, que busca borrar toda diferencia subjetiva en favor de un discurso del para todos. ¿Pero de qué excepción se trataría? ¿Cómo sostener esa excepción, ya que es imposible hacerlo sin entrar de alguna manera en el mercado, aunque discretamente como una manera de continuar el trabajo de Freud y Lacan para sostener esa práctica discursiva.

Cito aquí a Derrida: “Considero un acto de resistencia cultural el homenaje público a un pensamiento, un discurso, una escritura difíciles, poco dóciles a la normalización mediática, académica o editorial, rebeldes a la restauración en curso, al neo-conformismo filosófico o teórico en general […] que aplasta y aplana todo a nuestro alrededor, intenta hacer olvidar lo que ha sido el tiempo de Lacan, también el futuro y la promesa de su pensamiento, y borrar de este modo el nombre de Lacan […]".

La apuesta debe ser constituir un autor que se encuentre interpelado por su propio inconsciente, por la búsqueda de su posición de analista y por qué no, de analizante, y por aquello que tanto desde la clínica como desde la lectura, lo provoca a escribir. Y así, es variado el resultado. Y diverso, sobre todo diverso.

El libro de psicoanálisis, en el estante de la librería, en su presencia aun reducida en los medios, en su circulación, principalmente en los hospitales y centros de salud mental, es una herramienta eficaz para colaborar al sostenimiento de un discurso que en los medios aparece siempre como en decadencia, contrariamente a lo que podemos ver en nuestros consultorios y en las prácticas hospitalarias. Un título muy cercano de uno de nuestros diarios lo expresa sin velos: "El psicoanálisis pierde terreno ante las ofertas 'alternativas'". Aunque otra nota aporta una de cal y otra de arena: "El psicoanálisis ha perdido fuerza en el mundo entero, desbancado por tratamientos que ofrecen resultados más rápidos y a menudo más económicos. Sin embargo, al verse confrontados a la inflación y una desaceleración económica, muchos argentinos parecen saber precisamente lo que quieren (al menos en un aspecto de sus vidas): psicoanálisis, y en grandes dosis".

Últimamente, un fenómeno puebla las librerías de nuestros eventos: todo analista desea tener su libro. Esta parece una premisa, que si bien no vale para todos, sí vale para unos cuantos. Está muy bien. Avancemos por ese camino, y reflexionemos sobre lo que esto implica, para ver su futuro, y la posibilidad de enmarcar esto en una política, ya sí más amplia, en torno a qué es un autor en psicoanálisis. Y qué implica tomar la palabra en una época donde se intenta reducir lo que J.-A. Miller llama en el último Congreso de la AMP, "un saber sobre lo real y no en lo real".

Habría que decir que una publicación de psicoanálisis es siempre bienvenida, pero llegados a este punto, tal vez se requiera precisar una política en relación a otra más amplia, ligada a lo que vengo planteando. Lo someto a conversación.

Pero quiero terminar con una frase de Miller, donde describe la posición de Lacan frente a su auditorio. "Un adagio clásico expresa muy bien de qué se trata: UTI FORO, que quiere decir: tomar el mercado tal como es; hacer lo mejor con lo que hay. En lugar de estrellarse contra la masa de los prejuicios del Otro, más vale tenerlo en cuenta y rodear el obstáculo para alcanzar tus fines. La astucia es necesaria para quien ha tomado la medida de sus fuerzas y de las del Otro, y no se rebaja a ladrar contra el cielo". [...]

Propongo que hagamos uso de cierta astucia, basada en esa verdad que cada uno adquirió solo, para que en nuestras publicaciones aparezca esa elaboración que también se hace sola, aunque no sin otros. Muchas gracias.

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